No
manchen, mi familia me quiere matar.
Déjenme
les platico del fin de semana que acabo de sufrir.
Viernes
por la noche:
No
hay plan (bendito sea el cielo porqué tengo sueño).
Como
no hay plan, todo parece calmado en el hogar, se escucha un ligero rumor a un
partido de futbol en el FIFA 14, también se escucha otro rumor de música
juvenil desde la recámara de la Cachorra y el más clásico rumor telefónico de
Mi Chiquita hablando por teléfono con su Mami. Yo echado en mis aposentos
viendo la tele y sin ponerle la más mínima atención… pasan los minutos y Morfeo
me abraza…………
Obscuridad
total, calor insufrible, brazo torcido y pues que me despierto con la sorpresa
de nueva sobrepoblación familiar en mi cama. La pata de mi Oso de Peluche está
directamente colocada en mi cachete izquierdo, para que les menciono el aroma
de la extremidad inferior de un futuro futbolista.
Son
apenas las 12:30 y necesito refrescarme para no morir cual barbacoa de hoyo. En
mi cama pernoctan Mi Chiquita (que ni modo, ella si duerme ahí siempre), la
Cachorra que ya está bastante estorbosa y el Oso que duerme cual manecilla de
reloj acelerado. Yo sufro y no duermo.
Sábado
por la tarde: Segundo intento en el fin de semana de echarme cual ganado en mi
cama.
Esto
solo dura una media hora, hasta que se escucha la vocecita de Mi Chiquita: “¿Se
te antojan unas quesadillas en Coyoacán?”
Aunque
lo que se me antojaba era ver el techo desde mi cama, saben que una pregunta
así de cualquier esposa no tiene más respuesta que: Vamos por quesadillas.
Después
de las quesadillas y una caminata por Coyoacán con la panza llena de chicharrón
prensado, esquites y una nieve, regresamos al hogar con toda mi esperanza de
descansar antes de que termine el fin de semana.
Todo
bien en casa hasta que el hijoesu de Tláloc asociado con Thor, empiezan con un
mega trueno que retumba el hogar y ahora sí hasta La Lila corrió a mi cama,
sentí lo que siente un “corebac” cuando le caen como seis jugadores contrarios
encima y al mismo tiempo. Toda la familia corrió y brincó sobre mi desprevenida
humanidad. Como Tlaloc y Thor no pararon su pachanga, pues nueva noche de
insomnio.
Como
hay que hacer compras domingueras tempranito y en la Central de Abastos, pues
dormí poquito y acalorado y amontonado y destapado y con un tronadero que
perecía no acabar nunca.
Como
acaban de iniciar las clases y hay más actividad, la Central de Abastos estaba
rebosante de compradores y lo que normalmente hago en una hora, este domingo
fue de tres….. ¡Tres horas! Y yo con un sueño peor que la Bella Durmiente.
Ya
de regreso en el hogar, eso sí después de 4 campechanos cortesía de Patricio,
me salen con que hay que ir a visitar a “mi Mamí, por qué no la he visto desde
hace 3 días”. Yo sugiero: ¿Y si vemos unas fotos de ella?
La
mirada que recibí no era de aprobación, pero Mi Chiquita se apiadó de su pobre
marido con cara de menesteroso y se llevó a sus retoños a ver a su Mamí
mientras yo podía descansar un par de horitas…..
Me
urge que sea lunes para descansar en el trabajo.
¡Vive!
¡Disfruta! ¡Comparte!
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