domingo, 28 de julio de 2013

¿Qué piensan de mí?

Hoy está muy de moda contestar: ¡Me vale lo que piensen, yo soy como soy y que!

La respuesta suena coherente, suena a que mi personalidad es mía y no tengo por qué cambiarla. ¿Será?

Vamos a crear tres ejemplos de supuestas conductas de su seguro Conocedor.

Primera:
Ciudad de Cuernavaca, 3:00 PM, el hambre arrecia, la familia tiene cara de “o como o me enojo ya”
Acá su conocedor está echadote tomando sol desde la sombrita y con unas papas y mi light junto. No tengo tanta hambre; eso para mí significa: “Tengo la panza llena”
Como mi flojera tiende al infinito y más allá, dejo que la familia seleccione el restaurante para saciar sus apetitos. Le latió el de los buhitos.
No es elegante, pero tiene su nivel de calidad y los comensales no son como de mercadito playero.
Como yo soy así, me lanzo al susodicho restaurante en chanclas, mi speedo (me veo rete sexy) y sin camiseta para mostrar mi panza super musculosa.

¿Qué opinarían de semejante visión mientras se están comiendo unos molletes con su media naranja?
Como que si se requiere de cierta civilidad y aunque sea así, me hubiera puesto mis shorts y una camiseta…..

Segunda:
Ciudad de México, 4:00 PM de un martes y no hay refrescos. Hay que ir a la tiendita a comprar unos. Como me acabo de sampar unos frijoles con puerco bien yucatecos, Los aires internos parecen huracán, como ya no lo aguanto, lo dejo salir sin el menor recato, pero a media tiendita (no se hagan a todos se les sale alguna vez), resulta tronador, muy oloroso, y además me río mientras la señora de junto hace cara de fuchi.
Otra vez, así soy yo y me vale lo que opinen.

¿Qué me hubieran dicho?

Tercera
Paseo con Mi Chiquita por la Condesa, como ando jarioso y no hay hotel cercano, pues la invito a sentarse en una banquita en algún parque donde juegan muchos niños, perros y uno que otro abuelito.
Ella opone resistencia, pero mis hormonas alborotadas quieren recibir señales del tacto de mis manitas y se ponen rete activas tratando de tocar todo lo que puedan.
La abuelita con la nieta de 4 años me ve y piensa: “que se vayan a otro lado, que no ven niños jugando aquí”.
¿Por qué? Es un parque público y así somos. Nos vale lo que piensen. (Mi Chiquita me va a regañar por andar haciendo mapas)

Eso de la tolerancia está muy bien, pero también existe la civilidad, la convivencia cordial y el respeto por los demás.
Veo a muchos siendo como son e incomodando a otros “que nos les importa como sean”.

No les digo que cambien su personalidad, que se hagan monjes tibetanos o hermanitas de la caridad, tampoco que se guíen por al Manual de Carreño.

Pero hay que portarse como quisiéramos que se portaran los demás con uno.

Es padrísima la diferencia, pero en convivencia civilizada.

¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!

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