Hay muchas
opciones deliciosas en el norte de la ciudad
y muy bien asesorado por pequeña damisela y colega de trabajo, hace unos
6 años inicia una aventura de descubrimientos culinarios. Yo que siempre me he desempeñado
en zonas centro-sureñas del DF, no tenía mucha idea de la cantidad de opciones
para comer delicioso, allá por Lomas Verdes, Satélite, Gustavo Baz y anexas.
Laurita, que
tiene carita de no romper un plato, se convierte en nuestro líder (de unos 6 o7
de sus compañeros de trabajo y puros hombres) en una escapada para atarantar la
tripa con unos taquitos.
Llegamos
todos hambrientos a “La Bici” (que dice son buenísimos), muy decentemente nos
formamos, ella con mirada pícara y 100% amable, nos indica: “Pidan ustedes
primero”. Ahí estuvo el detalle, como dijo Cantinflas.
Carlitos,
que mide como 1.80 y come como si no hubiera mañana, pide 4 tacos, Fer que
tampoco se queda atrás en esto del hambre pide otros cuatro y así todos hasta
que me tocó a mi….. Pues 4 tacos. Laurita que estaba muy calladita y al final
de la fila dice yo uno por favor……… Solo lo escuche yo, el grupo ya empezaba a
babear con los aromas que escapan de la cocina, pensé “mira, quiere conservar
su delicada figura y solo pidió uno para el antojo”. (cabe aclarar que era como
media mañana… ni de cerca, la hora de comer).
Cuando
empiezan a servir los tacos y observas el plato, sabes que pediste de más.
Déjenme explico:
2 tortillas de las grandes, un cucharón de puré de papa con chiles serranos y
una milanesa (completita) para el primer taco (¿Conocen los acorazados en
Cuernavaca? Hagan de cuenta) y ese era el primer taco….. el segundo, pues otro
cucharón de arroz con cecina enchilada, el tercero con su respectivo cucharón
de frijoles refritos con chicharrón en salsa verde y el cuarto……¡pues ya qué¡
cucharón de frijoles con longaniza.
Yo me
considero tragón de nivel alto, los demás son como 15 años más jóvenes que yo,
tragan como si tuvieran 18 años y después de salir del antro. Así iniciamos la
batalla contra nuestros 4 tacos cada uno. Yo al tercero empecé a flaquear, los
demás (menos Carlitos) al cuarto empezaban a pasar aceite y Laurita muy
contenta y ya sin hambre nos dice: ¿Quieren otra cosa? Hacen unas tostadas de
pata buenísimas. Y todavía remata: La próxima los llevo a los Tacos de la
Güera.
Laurita se
convirtió en mi guía culinaria en el norte de la ciudad (tiene un marido igual
de tragón que su seguro Conocedor, él es quién la manipula para que yo descubra
muchos lugares) y sus recomendaciones siempre han sido excelentes.
De lo que me
hubiera perdido si Laurita no se cruza en mi camino y Pepe (su tragón marido)
no se cruza en el de ella.
¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!
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