Los últimos años me han bombardeado que es mejor comer
embutidos de pavo, que si como de cerdo me va
a dar un infarto fulminante en la tercera mordida. Pensé: ¿Y si me
arriesgo? …. Error.
Al preguntar ¿qué buen jamón de cerdo me recomendaban?
Empezó la explicación: Este no contiene sal ni grasa (ha de ser de cerdo
deportista), este no contiene gluten (ni sé que es eso o para qué sirve?, que
este es supersano….. (ni modo que me vendan jamón de puerco enfermo)
Total: no había un jamón de cerdo como el que conocí en mi
infancia, con hueco (donde iba el hueso), con grasa (muy común en cualquier
cerdo sano), con carne de diferentes colores y texturas (también comunes en los
músculos de cualquier cerdo) y con “tantita” sal.
Los que había estaban increíblemente limpios de grasa, el
color de la carne es rosadito parejo, muy bien formados (de forma, no de fila) en
sus empaques, sin un nerviecito en ningún lado….. Pensé: Esto es como gelatina
de carne, probé varios (sabían igual casi todos) y no compré nada.
En una visita a una expo especializada, me encontré un stand
de productores de jamón artesanal de cerdo. Se me quitó el antojo, lo preparé
de varias maneras, lo compartí, lo disfruté y sobreviví a la tercera mordida.
¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!
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