Siendo niño (léase hombrecito), en la primera
infancia, solo tienes amigos (hombrecitos) y los de apellidos foráneos como los del párrafo
anterior, solo sabían comer y nada de cocinar.
Ya más grandecito, cuento con la
amistad de un motón de féminas con ascendencia de aquellos lugares, todas dicen
que saben cocinar, casi todas han disfrutado de algún platillo preparado por su
seguro Conocedor, casi todas me reclaman por incluirlas en mis fotos de
platillos publicados diariamente (síganme en Twitter @gilelconocedor) y de
tanta belleza libanesa por la cual estoy rodeado, solo me ha tocado unos
cuantos bocadillos recalentados de Kepe Charola preparados por Ingrid…..
¡Egoístas!
Eso si, te platican que las hojitas de
parra les salen de rechupete, que el tabule siempre está delicioso, que la
gallina rellena era huérfana (ustedes piensen lo que quieran), que su arroz con
lentejas es mejor que cualquier otro arroz internacional y sus dedos de novia están
para chuparse los dedos (esto debe ser textual porqué siempre tienen chorros de
deliciosa miel). El chiste es que entre tanta amiga libanesa, nada que se
mochan con alguito de sus cocinas para su hambriento Conocedor.
Para colmo de males, Mi Chiquita
cocina rete sabroso, pero puro nacional. Si quiero un platillo Armenio, tengo
que recurrir a la Tía Pili (que además vive en otra ciudad) para que me
consienta y cocine exóticos platillos del Medio Oriente.
Ya que no veo claro con tanta libanesa
a mi alrededor, que mi Chiquita prefiere el mole Xiqueño sobre el Lehmeyun y
que no se cocinar nada de estos platillos; Voy a invitar a la Tía Pili a que se
venga a vivir conmigo (por lo menos unos 15 años) y que me enseñe a cocinar
estas delicias.
¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!
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