martes, 18 de junio de 2013

La Invasión de las Moscas XXIII

No es película, pero me siento como león de documental, de esos que están tiradotes muertos de calor, las moscas se les paran hasta en los ojos y los pobres no pueden rascarse por riesgo de lastimarse un ojito.

Con este mugre calor que hace, (ya sé que los de Mexicali y los de Mérida sufren más, pero ellos están también más acostumbrados a esas temperaturas infernales) hay como chorromil moscas por todos lados.

Eso sería lo de menos, pero las aladas estas, creen que mis orejas son como el radar de la pista de aterrizaje (que vendría a ser mi cabeza) y tienen que mandar señales auditivas a puro zumbido por mi canal auditivo. También consideran que mis peludos brazos, son la escala obligatoria en su viaje a mi cabeza.

Lo primero que hice fue comprar cuatro matamoscas en forma de manita, para tratar de contrarrestar el ataque de moscas kamikazes a punta de manazos plásticos. No funcionó, se multiplican como si fueran un ejército infinito.

 
Cada uno de mis parientes más cercanos tiene su manita asesina, La Lila no, porqué tiene cola corta y no se la pude amarrar. Hemos asesinado como unas tres mil. Si se nos hiciera un juicio en Mosquilandia, seríamos juzgados por mosquicidio masivo.

Además he recurrido a tecnología más moderna (y cruel). Que me compro una raqueta, que da toques eléctricos, aparentemente mortales para insectos voladores. La condenada raqueta gasta más pilas que el Xbox del Oso y ya me torcí el pescuezo por andar tirando raquetazos como si fuera Nadal.

Ya parezco mimo, tratando de imitar a Bruce Lee peleando contra el Hombre Invisible. Tiro patadas, golpes y hasta urracarranas al aire y no da el resultado deseado.

Hasta guerra biológica iniciamos.
Etapa 1: Échale cloro a todo lo que puedas. (Menos a la ropa porqué me acuerdo de Mary)
Etapa 2: Fumígale con insecticida que, no nos vaya a matar incluyendo  a la Lila.
Etapa 3: Usa citronela. (Según yo era para mosquitos, pero no hay peor lucha que la que no se hace)

Un remedio que medio funciona es poner a todo lo que da a mi esclavo. Deben saber que mi esclavo es un ventilador industrial que avienta más aire que cualquier tormenta tropical que se digne, no se cansa ni protesta. Con el poder del aire, las moscas se sacan de  onda, mejor se quedan quietas porqué si vuelan, las turbulencias pueden ser mortales. Ahí entran las manitas, para continuar el mosquicidio.

 
Urge un remedio contra semejantes insectos, si saben algo, no sean envidiosos y compartan el secreto.

Estoy pensando en cómo se libran de este tipo de insectos, los animales en libertad. ¿Me veré raro con un pajarito revoloteando en mi cabeza y  picoteando mis orejas? ¿O con una capa de lodo en todo mi cuerpecito?

Yo que soy Conocedor y he visitado un chorro de taquerías en locales y puestos, voy a usar la técnica de muchos de ellos: Bolsas de plástico llenas de agua colgadas en lugares estratégicos. Ni idea tengo cómo funciona esta tecnología, pero hay que probar.

Si me visitan y encuentran de estas bolsas llenas de agua, no he cambiado mi casa por puesto laminero.

¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!

No hay comentarios:

Publicar un comentario