martes, 23 de abril de 2013

Se Perdió

No saben la congoja que traía Mi Chiquita…. Perdió el aifon.

Empieza el pánico con un grito de “¡NO ENCUENTRO MI CELULAR!”

Cómo acababa de regresar de sudar la gota gorda en el YIM como dice ella, pues todavía traía la vestimenta para seguir corriendo y sudando. Esto era de la cocina a la recámara, pasando por la sala y volteando para todos lados. La pobre Lila (que es café) la seguía como perrita faldera asustada de tanto ir y venir.

Cuando escucho sus instrucciones, empiezo a darme cuenta que yo voy a ser el culpable de la pérdida. “A ver: ¡Márcame!”
Atento y presuroso, tomo mi celular (yo si se dónde está el mío, siempre en mi bolsa del pantalón, o sea nunca lo escucho)  y le marco. Me contesta una vocecita de grabadora (¿a poco no odian las vocecitas de grabadora?) que me dice: El número que usted marcó no se encuentra disponible o está fuera de área.
Solo le digo: Dice la señorita, que está fuera de área.

Mi Chiquita se acelera aún más, corre a su carrito y regresa unos segundos después porqué se le olvidó la llave. Vuelve al carrito y nada de aifon….. Aquí empiezan las especulaciones:

“¿Dónde lo pude haber dejado?” Si supiera no estaríamos buscándolo.
“Ves, por tú culpa lo perdí.” (Ya vieron como yo iba a tener la culpa)
¿Yo qué hice?
“Todo por tus prisas de siempre”
¿Cuáles prisas?, si ni fui al yim.
“Como siempre me pones nerviosa porque estás paradote en la escalera esperándome, pues seguro lo dejé en el yim.”
¿Eso que tiene que ver?
“Siempre me traes a puras carreras.”
¿Yoooo? Si cuando te despides en casa de tu mami, puedo pedir pizza y comérmela antes de que termines.

“Ya cállate, que me pones más nerviosa”
Nervioso yo, cuando llegue la cuenta de la llamada tripartita a Corea del Norte  y Estados Unidos comunicando a Kim Jong-un y Obama para negociar la paz entre sus países.
“Déjame le llamo a Juanito del yim.”
¿Cuál Juanito?
“Pues el de la entrada.”

Yo mejor mutis…..

Mientras le explica a Juanito su suplicio, su cara empieza a relajarse, el color le vuelve y la sonrisa sale a flor de piel.

“Te dije, se lo entregaron a Juanito, que se acuerda muy bien de mí.”
¿No me digas que Juanito quiere contigo?
“No te hagas y vístete, que me vas a llevar por mi aifon.”

Ya para no discutir, me puse mis shorts y una camiseta con mis chanclas de hule, total ni me voy a bajar del coche.
Cuando me ve, solo dice: “¿Vas a ir así? ¿No te da pena?”
Pues no, ni me voy a bajar. Además vamos al yim y con este atuendo estoy más elegante que la mayoría.
“Como quieras. Regálame uno de tus chocolates para Juanito.”
Mugre Juanito, ni mi cuate es y le tengo que dar de mis chocolates. ¿Por qué?
“Por honesto”

¿Cómo puedo contradecir ese argumento? Ni modo uno de mis chocolates pasó a morir en la panza de Juanito.

Como me esperé en el coche para ahorrarnos el estacionamiento, tuve que esquivar una patrulla y a varios vendedores ambulantes. Al regreso de Mi Chiquita, venía hasta con resplandor, segura de sí misma, sonriente y feliz. El aifon había regresado a su ama.

OOOHHH FELICIDAD, Ya podía whatsapear o como se diga, su mami ya no corría peligro de morir al no encontrarla y ya no estaba fuera de la sociedad virtual en las redes sociales.

Durmió como angelito.

Yo no tanto pensando en la posible llamada a Corea…..

¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!

No hay comentarios:

Publicar un comentario