jueves, 28 de febrero de 2013

Café La Blanca

Es un viaje al pasado nostálgico de la ciudad de México. Este café se fundó en 1915, y desde entonces ha estado en la calle de 5 de Mayo # 40 en el Centro Histórico.

Cuando entras, sientes que el lugar te invita a estar en familia, las mesas casi siempre llenas de comensales y expertos tomadores de café; son como las de cualquier casa, los aromas son como de cualquier cocina casera y el personal te recibe como si ya te estuvieran esperando.

Para sentarte, tienes la opción de las mesas o las de sus dos grande barras. Estas barras han dejado de existir en muchos restaurantes nuevos. En ellas, el alimento es más compartido con otros que no conoces, pero tienen la misma cara de satisfacción que tú.

Al sentarte, lo primero que se aparece en tu mesa es una charola de aluminio con una variedad de panes dulces y siempre un par de bolillos, aquí  empiezan las dudas, ¿cuál, cuál? Ya sabes que vas a pedir un café con leche para acompañarlo y te detienes disfrutando el aroma mientras llega tu café.
Hay una variedad de platillos, tanto para desayuno, como para comida y cena. A mí me gusta desayunar ahí. Para después caminar un rato por las calles del centro.

Para desayunar hay muchas opciones, desde jugos, frutas y cereales hasta los clásicos huevos y muchos antojitos.

Yo he pedido desde los muy conocidos huevos Rancheros que tienen realmente salsa ranchera y se acompañan con frijoles refritos. Siempre pido jamón con ellos y los bolillos terminan tronando las yemas de los huevos haciendo uno de los bocados más deliciosos a mi gusto, hasta chilaquiles y flautas.
No dejen de probar las enchiladas en las diferentes variedades. Tampoco pueden dejar de probar las quesadillas de hongos con queso.

Nunca he podido comer menos de dos panes de la charola con mi café con leche, este es la especialidad de la Casa y los panes (recién horneados) se deshacen en tu boca.
Los platillos para comida y cena son también excelentes y a mí también me encantan sus natillas y la manzana al horno con miel de abeja.

Además de la carta, cuentan con Menú del Día, realizado por sus cociner@s y ofrece otra variedad de opciones.

Ya les platiqué de los alimentos. Además van a poder ver una serie de fotografías de eventos y paisajes históricos de la Ciudad. Esto se hace más interesante al platicar con cualquier meser@ del lugar, Ell@s te platican de muchas anécdotas que ahí han sucedido, de personajes que los han visitado y déjate guiar por sus recomendaciones.
Hay un muy antiguo reloj Sydney en la entrada, este me hace sentir que el tiempo pasa despacito cuando estás disfrutando el lugar.

Aquí no hay pretensión, no hay gran lujo, hay excelente comida y servicio.

Vayan a este viaje al pasado para comer rico hoy mismo.

¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!

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