Cuando
entras, sientes que el lugar te invita a estar en familia, las mesas casi
siempre llenas de comensales y expertos tomadores de café; son como las de
cualquier casa, los aromas son como de cualquier cocina casera y el personal te
recibe como si ya te estuvieran esperando.
Para
sentarte, tienes la opción de las mesas o las de sus dos grande barras. Estas
barras han dejado de existir en muchos restaurantes nuevos.
En ellas, el alimento es más compartido con otros que no conoces, pero tienen
la misma cara de satisfacción que tú.
Al
sentarte, lo primero que se aparece en tu mesa es una charola de aluminio con
una variedad de panes dulces y siempre un par de bolillos, aquí empiezan las dudas, ¿cuál, cuál? Ya sabes que
vas a pedir un café con leche para acompañarlo y te detienes disfrutando el
aroma mientras llega tu café.
Hay
una variedad de platillos, tanto para desayuno, como para comida y cena. A mí
me gusta desayunar ahí. Para después caminar un rato por las calles del centro.
Para
desayunar hay muchas opciones, desde jugos, frutas y cereales hasta los clásicos
huevos y muchos antojitos.
Yo
he pedido desde los muy conocidos huevos Rancheros que tienen realmente salsa
ranchera y se acompañan con frijoles refritos. Siempre pido jamón con ellos y
los bolillos terminan tronando las yemas de los huevos haciendo uno de los bocados
más deliciosos a mi gusto, hasta chilaquiles y flautas.
No
dejen de probar las enchiladas en las diferentes variedades. Tampoco pueden
dejar de probar las quesadillas de hongos con queso.
Nunca
he podido comer menos de dos panes de la charola con mi café con leche, este es
la especialidad de la Casa y los panes (recién horneados) se deshacen en tu
boca.
Los
platillos para comida y cena son también excelentes y a mí también me encantan
sus natillas y la manzana al horno con miel de abeja.
Además
de la carta, cuentan con Menú del Día, realizado por sus cociner@s y ofrece
otra variedad de opciones.
Ya
les platiqué de los alimentos. Además van a poder ver una serie de fotografías
de eventos y paisajes históricos de la Ciudad. Esto se hace más interesante al
platicar con cualquier meser@ del lugar, Ell@s te platican de muchas anécdotas
que ahí han sucedido, de personajes que los han visitado y déjate guiar por sus
recomendaciones.
Hay
un muy antiguo reloj Sydney en la entrada, este me hace sentir que el tiempo
pasa despacito cuando estás disfrutando el lugar.
Aquí
no hay pretensión, no hay gran lujo, hay excelente comida y servicio.
Vayan
a este viaje al pasado para comer rico hoy mismo.
¡Vive!
¡Disfruta! ¡Comparte!
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