lunes, 4 de marzo de 2013

¿Me visto de falda o pantalón?

Muchos se quejan por tener que vestirse con algún disfraz para ir a convivir con los cuates en alguna pachanga, yo no soy de esos.

Que organizamos una pachanguita de disfraces y ahí uno ve la creatividad y locura de cada quién. Según su Conocedor, solo es para echar relajo aunque muchos digan que representas lo que eres, lo que quieres ser o cómo quieres que te vean.

La real básica es no rentar el disfraz, hay que ser inventivos….. Les platico de algunos de los personajes que llegaron:
Nunca faltan un par de Conejitas Sexys, hoy también muy de moda las Sexysirvientas, Gatúbelas, Wonder Woman y Batichicas. Normalmente las que seleccionaron estos atuendos cuentan con el apoyo de un muy buen cuerpo.
También llegan Muñequitas coloreteadas, hippies, mosqueteros, emperadores, expresidentes y hasta el Papa.

De los mejores que haya yo visto fue el Empire State, con todo y King Kong que en su mano traía a la güera. Este lo hicieron con cajas de cartón y cinta de color para que parecieran las ventanas. Incluía un balcón, que el original no tiene, para colocar el vaso y con popote poder beber sin perder el estilo arquitectónico. Lo malo de este es que Javier, mi hermanito, no se pudo sentar en toda la noche y le dolieron las patas más de lo normal.

Otro excelente se le ocurrió a Maricarmen, llegó de chiclera de semáforo, venía embarazada y con otro chamaco en el rebozo. Incluía hasta el gancho con dulces y chicles que según yo, hasta vendió entre los asistentes. Increíblemente sencillo y con resultados de primera, además de que ella sí se pudo sentar.

Otra impresión que nos llevamos fue con una amiguita que venía de Doctor (hombre) pero al fin de cuentas mamá, traía una carriola y a una enfermera para cuidar al enanete. Lo impresionante era lo fea que estaba la enfermera, incluía bellitos amontonados en sus muy blancas medias y una cara supermaquillada que no le mejoraba nadita su belleza. Esta enfermera resultó ser Toño, marido de Gaby el Doctor y la carriola era utilería.

A mí se me ocurrió vestirme de mujer, pero en serio, sin tratar de hacer alguna caricatura. Pobres de ustedes bellas damas que tienen que usar tanta madre en su vestimenta.
Lo primero era conseguir un vestido de mi talla, está cañón encontrar algo para un oso chaparro que quiera vestir elegante con vestido de coctel. Encontré una faldita no tan elegante en mercadito ambulante junto a una blusa blanca. Resuelto esto, pues a comprar medias y brassier. Me compre los más grandes que pude encontrar.

Para el asunto del calzado, tuve que recurrir a unas botas vaqueras (mías) que era lo más parecido a algún calzado femenino. Con mi patita de tamal, no hay tacón que me quede. Hagan de cuenta las hermanastras de Cenicienta.

La peluca y el maquillaje no parecían problema hasta que te maquillas.

¿Se acuerdan que yo viví a costa de las mujeres por negocio de cosméticos?
Yo creía que iba a ser como maquillar a cualquier belleza….. NO, al maquillarme yo solito, todo iba bien hasta llegar al rímel, los cepillazos deben ser cortitos, con poco rímel y repetidos muchas veces. Yo me lo puse como albañil colocando tirol y sin planchar, me quedó la mirada nada sexy y no podía separar las pestañas de debajo de las de arriba.

Ya que había yo quedado bien guapa, me faltaban las bubis… Inflé unos globos con espuma de rasurar, que les da una textura casi natural y los metí en mi brassier. Todo perfecto pero estaban helados.

Como se me había acabado mis cigarros, tuve que ir a la tiendita a comprar y me acompañó una monja que ya había llegado a la fiesta, imaginen nuestra entrada triunfal a la tiendita. La Madame y la Monja comprando cigarros.

Ya en la fiesta, como uno no sabe sentarse como dama, media fiesta se regocijó observando mi ropa interior. Las medias se me rompieron después de 10 minutos, el brassier me apretaba y entendí a las hippies de los 60, además de que una bola de calenturientos manoseó mis partes sin poder oponer resistencia ante la cantidad de manos rodeándome. ¿Cómo nos aguantan?
También pensé que alguna mujercita me apoyaría, pero todas nada más se reían ante el acoso sexual que yo sufría, eso de verdad es bullying.

La fiesta terminó a las 5 de la mañana, yo ya no traía brassier ni bubis, las medias ya eran como calcetines a media pierna, mis chones habían sido vistos por todos y todavía me faltaba desmaquillarme. La mera verdad soy retefea.

Niñas: MIS RESPETOS.

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