Déjenme
les explico, los viernes, todo mundo está emocionado, programando actividades,
viendo con quién se van de pachanga. Pues yo también.
Lo
que realmente pasa, es que el viernes ya traes acumulado un buen grado de
cansancio, estrés y llegas sobre revolucionado al fin de semana.
Cómo
muchos ya rompen la tarde del viernes a las dos de la tarde, pues el fin de
semana empieza a esa hora. Comida con algún cuate, de la que sales a las 7 de
la noche, para ir corriendo directo a la regadera, cambiarte y perfumarte para
la cena de la noche.En la cena te la pasas de peluche, te reíste como menso, botaneaste y bebiste cual cosaco y regresaste a casa a eso de las 4:00 de la mañana.
El sábado,
como niño chiquito, en lugar de despertar a las 12 del día, abres tus ojitos a
las 7 de la mañana con una pila como para correr un maratón. ¿Les pasa a
ustedes?
Como
casi toda la familia está dormida, te lanzas por algún desayuno callejero y
consigues unos buenos chilaquiles con cecina. Al regresar con los alimentos, la
familia despierta con ganas de matarte y se comen las viandas antes de que se
enfríen.
Ya bien despiertos, se les ocurre que hay que ir al cine, en la mañana es mejor por qué no hay tanta gente. Pues ya qué, vas.
Al llegar a la plaza donde se encuentran los cines, compras tus boletos (la película empieza en 1 hora) y como no hay nada que hacer, como manada, la familia se lanza a recorrer el centro comercial (que tiene casi todas sus tiendas cerradas) y caminas un par de kilómetros haciendo tiempo.
Ya en la película, te avientas un botezote de palomitas y un refresco de a litro.
Cuando sales de la película hay que ver “¿dónde vamos a comer?”…
Se decide que el lugar más antojable, está al otro lado de la ciudad y te lanzas para allá. Comes rico y en familia, pero ya empiezas a sentir los efectos del agotamiento del fin de semana.
Si ya andas en la calle, pues te llevan al super (para no salir el domingo) y realizar las compras para la semana. Un par de horas empujando el carrito y a punto de caer dormido en el trance.
De
regreso al hogar, tienes que bajar el mugre super: subes y bajas de la cocina
al coche como 20 veces y al terminar te echas un ratito en tu cama. Hay que
prepararse para la siguiente pachanga.
Noche
de sábado con cuates, otra megadesvelada pero ahora combinada con baile y
karaoke….. Regreso a las 5 de la mañana, además del sueño, con dolor de patas y
sin voz.
Domingo
tempranito (otra vez). Cómo la garganta no reacciona, pues el remedio es un café,
bísquets y a ver al Santo en la tele.
La
familia va despertando poco a poco y como “tú
no haces nada en la semana, te toca preparar el desayuno” y ya no quieren
chilaquiles de los de ayer.
Le
corres a la tortillería para comprar masa y preparar unos sopes de pollo y de
chorizo. Al terminar, ya te estás saboreando un rato de futbol y muy tranquilo.
De repente suena el teléfono y ¡sorpresa! Nos invitan a otra comida.
Como
somos muy educados (y pachangueros) no podemos negarnos y pues vamos. A mí me
duele mi pancita de tanto tragar y decido que “mejor me quedo” .
Negativo,
dice Mi Chiquita, ya lo arregló y me van a invitar un caldito de pollo… Muy
dudoso, pero con el antojo del caldito, pues nos lanzamos a la comida.
¡En
la comida, hay cerdo con verdolagas 100% caseras! Pues que me aguanto el
caldito y me aviento las verdolagas no sin antes entrarle a la botana de
chicharrón y cacahuates. Ya mañana se me quitará la molestia estomacal.
Otra
tarde muy divertida con plática muy sabrosa y excelente compañía.
Ya tardecito
de regreso en casa, el vecino tiene comida y nos invita a tomarnos una chela….
Pues ya ni modo. Terminamos el domingo a las 9 de la noche y en calidad de
trapo de viene-viene. Como los méndigos Cachorros están medio acelerados, pues
nos dan las 11 de la noche si poder dormirse y yo tampoco.
Finalmente
la familia cae en los brazos de Morfeo, que sientes como si hubieran sido 14 segundos
y suena el despertador avisándote que ya es lunes.
Lo
meditas bien y lo agradeces…. Vas a poder descansar un rato en el trabajo.
Hay
que prepararse para el próximo viernes.
¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!
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