Mi Familia (La que estamos tratando de
formar y disfrutar) que es la de mis hijos, Mi Chiquita y yo, que soy de su
propiedad.
Después de andar correteando a varias
féminas en mi vida (solo 3 de ellas eran de verdad dolores de panza) me
encontré una cruza de Jarocha con Armenia, que además conocí en un pueblito de
la Sierra Norte de Puebla (Xicotepec de Juárez),que ya es Pueblo Mágico. Ojo,
yo creí que se había puesto pestañas postizas para ir al Rancho, en mi interior
pensé “está si es retevanidosa, pero no está nada mal”. Eso no fue lo malo, al
día siguiente, se volvió a poner las pestañas postiza y el mismito atuendo,
otra vez en mi interior pensé “totalmente vanidosa” y además medio
antihigiénica que ni se cambió sus ropitas. La verdad, los planes de su familia
eran para regresar el mismo día, pero unas 32 copitas de Tequila, lo
impidieron. En Xicotepec de Juárez, no hay ningún Mall, donde pudieran comprar
algunos trapitos y pues ni modo de enseñar más piel de lo decentemente
prudente, pues se vistieron igualito que el día anterior. Lo de las pestañas
resultó que si eran de ella y la impresión quedó.
En nuestra primera “salida”, me gasté
3 quincenas para llevarla a extinto restaurante en San Jerónimo, donde además
de escupirme una cebollita cambray en mi plato (ya ven como son traicioneras
esas cebollitas, que si no las muerdes con enjundia, las capas interiores salen
volando hacia afuera de la boca de ahí se le quedó el apodo de “El Pollo” y
actualmente “Mi Chiquita” o me pega) después me comentó que la había llevado a
tan elegante restaurante porqué no tenía dinero………. La que me esperaba.
Total, para no apresurarnos (yo ya de
32 añitos) nos (me) tardamos 4 a 5 años en casarnos. Ahí empieza otra historia.
Una condición para matrimoniarme era, que si teníamos un varoncito, no se
llamaría ArmenioJarocho, sería Gilberto (además seguramente no tendría cara de
Pánfilo Renato).
2 años después, mucha escritura a
Paris, varias visitas al médico (incluida una con películas pornográficas en un
cubiculito nada romántico), El Pollo, queda embarazada y 9 meses después de
antojos, ropa holgadita, uno que otro susto y yo de agarradera para que se
pudiera mover. Nació “Mi Cachorrita” (no les digo de la discusión para definir
entre Regina, Victoria, María y mi favorito Gilberta) llamada finalmente
Mariana. Nunca imaginé que en un segundo, una pequeña (dicen que es mía, pero
la verdad yo soy de ella) me inspiraría tanto amor, lealtad, compromiso,
felicidad y toda una gama de sensaciones espectaculares, solo con voltear a
verme.
Ese día, las amigas de mi suegra,
metieron al hospital una buena cantidad de alcohol bebible que se tomaron disque
para brindar por la chiquilla, a mí se me hace que era simple urgencia debido
al alto grado de alcoholismo y pachanguería de ese grupito de damiselas amigas
de mi suegra, que debo decirlo, nunca se queda atrás y casi siempre las lidera.
Pasan otros 2 años de vivencias que
también luego les platico, y nace mi Oso de peluche (Gilberto a webo) esta
ocasión (ya habíamos cambiado de doctor, el otro iba a cumplir 213 añitos) y
este si me dejó entrar al parto, lo malo fue que me dijeron esto cuando
faltaban como 38 segundos para el alumbramiento…….. Córrele, ponte un overol de
doctor para el quirófano (todos me quedaban como de chorizo mal amarrado), me
puse el primero que agarré, no me cerraba ni del frente ni de la cintura, ni de
ningún lado, total, ¿quién se va a deleitar viéndome? pensé sabiamente, pues
resultó que distraje enfermeras, pacientes y creo que hasta la recepcionista
del otro edificio fue a verme. Llegué a tiempo para ver que El Pollo, (alias mi
Chiquita) en cada contracción juntaba las pestañas que no eran postizas a las
comisuras de su boquita y la nariz (Armenia al fin de cuentas) pegada a la
barbilla. Pensé (poquito pero pensé) ahora si ya me la desfiguraron, que va a
pensar el retoño, cuando vea a su madre hecha un garabato. Milagrosamente al
nacer mi enanete (acuérdense que no es mío, soy de él) Mi Chiquita recuperó la
compostura y yo me detenía el overol mal amarrado para no enseñar todo mi
cuerpazo, mientras a Gilberto de ahí en adelante
Gil, le daban unas jaloneadas, que casi suelto mi vestimenta médica, para
sonarme a la enfermara, al anestesista y hasta la recepcionista del otro
edificio que ya se había ido sin ver mis partes.
Otra vez alcohol del bebible, otra vez
amigos y amigas además de una bola de parientes, otra vez pachanga, que se nos
da poquito.
Esto 4 formamos la familia de Mariana
y Gil…. Por cierto “Mi Chiquita” se llama Claudia, pero si así le digo, ni me
pela. Ya luego se juntó a la familia una Boxer, que resultó mejor nana que la
Señorita Fine, pero sin minifalda. Se llama Lila (mi sobrina preguntó que
¿porqué Lila? Si es café) y es parte de este conglomerado de amores míos.
¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!
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