Déjenme
les digo que ya se está marinando la pierna que nos tocó llevar, listos vinos y
botanas, listos los invitados (hoy somos de ese equipo) lista la casa que nos
abre sus puertas para reunirnos con la familia de Mi Chiquita.
Además
de que en estas fechas casi todos están contentos, casi todos comen, reciben y
dan regalos, casi todos se la pasan de pelos. Casi todos también tienen su
tiempecito de reflexión y recuerdos de queridos idos. (Le mando un beso a mi
Pá). Esos momentos no tan alegrones, no me encantan, pero también los tengo.
Lo
que quiero platicarles es que luego se encuentra uno la tía que a media
pachanga, mientras hay una bola de enanetes corriendo y rompiendo adornos de la
casa ajena, varios primos intercambiando miradas sospechosas (¿A poco nunca les
gustó un@ prim@?) Y a esta méndiga tía
se le ocurre callar la reunión para decir unas palabras:
“¡¡¡Cállense que quiero decir algo!!!”
“¡¡¡Qué se callen!!!”
Acá
su conocedor es el último en callarse por estarle pidiendo a la anfitriona, más
botanita de la agridulce.
Ya
todos callados se arranca la tía:
“Primero quiero agradecerle a la sobrina
Lili que me haya invitado, ella sabe que es mi consentida.” (Eso
lo repite en cada reunión y en cada casa a donde es invitada)
“También quiero recordar a Mima” (su
mamá que ya nos mandó lejos hace como 35 años) “¡¡Cómo me haces falta madrecita!!” Y empieza el llanto.“Pásame un klinex porfa”….. y se avienta una sonada como de minero recién salido de una mina de carbón.
Después
de algunos minutos de tortura mental, recordando parientes idos desde hace más
tiempo que el que tiene de vida la mayoría de los ahí reunidos y que ni conocimos….
Ya la mayoría, tiene el ojo colorado y mojadón, ya se gastaron como 3 cajas de
kinex, y ya le agarraron la mano a su media naranja.
Yo
pregunto: ¿Por qué les gusta llorar y hacer llorar? ¿Por qué en público? ¿Por qué torturar al
resto de la familia?
Lo
peor no es eso, la condenada tía después de hacer llorar a media familia, se
sorraja como cuatro platos de viandas navideñas y tres cuartas partes de una botella
de tequila acompañada de ocho copas de sidra Santa Clos. Y vuelve a pedir la palabra:
“¡¡¡Ahora
sí!!! Pónganme un Cuplé” (seguro algunos ni idea tienen que tipo de música es
esa)
Se arranca bailando como Sarita Montiel, mientras canta a grito pelado la melodía en cuestión. Los niños corren
espantados hacia sus padres, algunas copas vibran peligrosamente a punto de
estallar y con una excelente puntería saca a bailar al sobrino más tímido de la
familia. El pobre nada más se mueve tratando de escapar a de los muy fuertes
brazos de la tía si ningún éxito. Como no para de saludar a Santa en copa, le
da sueño y se queda dormidita en la sala, hay que subirle al volumen de la
música porqué sus ronquidos de oyen hasta la fiesta de los vecinos.
Pues
con todo y tía, con todo y llanto, con todo y la cruda y empache del día
siguiente, les deseo una Noche Buena muy acompañados en familia y amigos, muy feliz
y muy bien vivida.
Además,
ni se crean que se salvan, mañana es Navidad y seguro hay algún otro personaje
que los va a hacer llorar, reír, bailar y beber, en menos de 8 horas.
¡Vive!
¡Disfruta! ¡Comparte!
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