Mi desconcierto crece, si clarito sentí la punta de su bota en mi espinilla, ¿por qué lo estará negando? O peor, ya agarró la jarra y ni cuenta se dio.
No
solo son patadas desconcertantes, hay también cejas levantadas al estilo de La
Doña, codazos suavecitos pero muy bien colocados, ligeros pellizcos, ojos que
casi se desorbitan y muchas otras señas que ni yo, ni muchos colegas del sexo
masculino entendemos.
Imaginen
que están parados copeando con tres cuates muy cerca de la cantina y no lejos
del baño. Mi Chiquita está sentada en la sala rodeada de varias muchachonas y
de repente…. Zaz una mirada con ojos que se mueven de un lado para otro….. Yo
pienso: Querrá que me mueva de un lado para otro… ¿Qué habrá atrás de mí que
quiere ver? Al moverme, ella pone su cara muy conocida de “eres un menso”….. Menos entiendo.
¿Alguna
vez les inclinaron la cabeza muy ligeramente? Tampoco sé que significa.
Lo
malo no es lo que no entendiste al momento de la patada, lo malo es lo que te
reclaman al estar ya solito con ella.
- ¿Qué no entendiste mi señal?- ¿Cuál señal?
- ¡Pues la patadota que te di!
- Claro que la sentí, pero no entendí por qué me pateas, si no te he hecho nada.
- Te estaba explicando que las quesadillas con chapulines que me iban a servir, te los comieras tu.
- No manches, porqué no me lo dijiste y ya.
- Yo no soy mal educada y la Panchis se hubiera sentido si te lo digo en voz alta; cocina delicioso, pero no me gustan los chapulines.
- ¡Pero estaban buenísimos!
- Pues por eso te pedí que te los comieras tú, a ti te gustan hasta la nana y el buche.
- ¿A qué hora me dijiste?
- Pues con la patada, pero no entiendes nada.
¿Cómo
quieren que yo entienda tanto asunto con una patada?
A
ver damas: Los hombres solo entendemos palabras y si se puede, no tan
enredadas. Las señales que ustedes hacen, son como para que las entiendan nada
más ustedes o algún genio conocedor del folclor femenino en su máxima expresión.
No hay que ser, sean más explícitas en lo que nos piden.
Lo
que si es más interesante, es “su” lenguaje corporal para comunicarse con la
comadre, que sí entiende todo y hasta se ríe. Con un roce del dedo anular en la
nariz, la comadre ya entendió que llegó “la nueva” del cuñado del anfitrión y
está muy exótica. Así se saben o inventan tantas señales que podían crear un
nuevo lenguaje con señas.
Queridísimas,
si quieren comunicarse a señas con nosotros, porfis organicen un diplomado para
aprender. Hasta nombre les sugiero:
Hombres:
A descifrar patadas.
¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!
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