Mi
experiencia con maestros no ha sido buena, hoy recuerdo con afecto solo a tres
de ellos de los muchísimos que, en teoría, estaban muy preocupados por la
educación de sus alumnos y a ningún otro.
Estos
tres maestros de verdad se preocuparon por qué yo aprendiera las materias que
impartían, los tres se preocuparon más por la enseñanza que por la
calificación, los tres se sabían mi nombre y apellido y los tres dejaron más
enseñanza que la teoría de su cátedra en su seguro Conocedor.
Los
demás no valían la pena, se dijeron “maestros” pero hubo desde los que se
dormían en clase, hasta los que me insultaron directamente y tuvieron su
respuesta. Hubo alguno que intentó golpearme con una vara de bambú a los 13
años; no me dejé y le advertí que se lo contaría a mi Pá, el cobarde ni una
palabra emitió.
No
faltó la que “reprobó” al 97% o más del grupo, está maestra debió haber sido
despedida si el rendimiento de un grupo logra la aprobación en el 3% de sus
miembros.
En
mi experiencia de estudiante, también me topé con “maestros” que nos mintieron
alevosamente, “te van a salir pelos en la mano si se te ocurre masturbarte”.
Para
muchos de nosotros, existió siempre la amenaza de reprobarte si tenías mala
conducta. Aquí cabe aclarar que nunca tuve problemas de conducta, pero ¿qué
tiene que ver la conducta con el conocimiento? Solo ellos lo saben.
Hoy,
los buenos maestros están perdidos en la dimensión desconocida. Hay algunos que
se dicen “maestros”, pero no quieren ser evaluados, se dicen “maestros” y
quieren heredar sus puestos como si sus herederos ya tuvieran la habilidad de
transmitir conocimientos por los puros genes.
También
están los futuros maestros: Los Normalistas, que ya quieren tener su plaza
antes de probar que son aptos para ello. ¿Se imaginan si los candidatos a
Ingenieros, Abogados, Médicos, Administradores y cualquier profesión pidieran
lo mismo?
De este tipo de "maestros", no quiero saber nada.
Hoy
los maestros no son el mejor ejemplo para la sociedad, los resultados que han
obtenido son pésimos, los educandos no tienen el nivel de educación que tienen
otros países con más limitaciones y menos presupuesto que el nuestro y así
exigen y presionan a la sociedad.
Como
sociedad, nos están robando, nos están transando y están actuando como
verdaderos delincuentes. Y lo peor, todavía los celebramos. Todavía le
compramos regalitos y todavía los soportamos en lugar de exigirles mejores
resultados o su renuncia.
Hay
muchos de los lectores que son maestros, ustedes disculpen, pero así opino en
este asunto. No me limito a los maestros sindicalizados, no… así considero a la
mayoría, tanto en escuelas privadas en todos los niveles, como en escuelas
públicas también en todos los niveles.
Se
sienten “Juan Camaney”, se sienten próceres de la Patria, se sienten el eslabón
entre el pasado y el futuro. Hasta hoy solo se sienten. Otra vez sus resultados
avalan mi opinión. No han servido al país, pero si han bloqueado carreteras,
quemado edificios, dejado sin clases a millones de niños, golpeado a policías y
agredido negocios de particulares durante muchos años. Pero son muchos y sus votos cuentan.......
Como
me gustaría ver MAESTROS (Con mayúsculas) que se ocuparan por transmitir
conocimientos a sus alumnos, que se ocuparan en continuar su preparación
constantemente, que se evaluaran y tuvieran la decencia de renunciar cuando no
aprueben y que se ganaran el cariño y compromiso de sus alumnos.
Hoy
menciono al Dr. Dagoberto de la Serna, al Sr. José Sanfuentes y al Ing. Eduardo
Berrondo. Mis tres MAESTROS que hicieron que valiera la pena estudiar.
También
quiero reconocer a otros MAESTROS, que aunque nunca me impartieron una clase,
vi que sus alumnos los quisieron y aprendieron mucho de ellos: Profesor José
Ignacio Rivero, Miss Karla Barrón y al Dr. Lucio Tazzer.
Sé
que hay muchos que no conozco, déjeme pedirles algo:
MAESTROS,
muéstrense. Hay muchísimos alumnos que los estamos esperando.¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!
PD:
Chequen este Blog de Pamela Cerdeira y síganla porqué viene la continuación: http://pamelacerdeira.blogspot.mx/2013/05/finlandia-parte-1-educacion.html
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