Caminar
en las callejuelas de San Miguel es una obligación.
A
cierta hora, la panza pide algo para atarantar el hambre y en la calle de Relox
# 17 en el mero centro, encontramos la entrada a algún lugar donde llegaba
mucha gente, como buen curioso que soy me fui e ver de qué se trataba. Lo que me invitó a entrar fue que la mayoría de los visitantes, eran saludados por alguna de las personas que atiende en el restaurante pero, por sus nombres.
Al
entrar pedí mesa para cuatro y amablemente me informaron que no tenían mesa,
que en una media hora me podrían asignar una. (Recordé a la #LadyProfeco y me dio penita por ella).
Decidimos
ir a dar otra vueltecita, pero el calor la sed y el sol, nos hicieron regresar
después de unos 10 minutos. Cuando me vieron entrar, inmediatamente me indicaron
que mi mesa estaría lista en 5 minutos y así nos la asignaron. Todo empezaba
bien.
El
lugar es un patio colonial techado, con muchas mesas (todas llenas), con
muchos adornos y artesanías que puedes comprar y un grupo tocando música de los
60s y 70s en vivo. Actividad en todo su esplendor.
Todavía
no nos sentábamos y ya nos estaban ofreciendo bebidas, hay de todo, yo pedí una
cerveza que llegó helada y me acompañaron con una Clamatada y algunas aguas.
Tiene servicio de bar muy completo.
Como cada quién traía su hambre particular, entre todos pedimos: Ensalada de lechugas con pollo a la parrilla, enmoladas, tacos de arrachera y acá su Conocedor se recetó un molcajete de arrachera, que es la especialidad (pregunten a su mesero en cualquier restaurante y a Aura Celene aquí)
Probé
todos, la ensalada muy fresca y con buena combinación de verduras, las
enmoladas estaban mucho mejores, el mole con sabor dulce-picosito y hechas con
pechuga de pollo ya sazonado. Como pedí el molcajete, dejé los taquitos de
arrachera para el final.
A
diferencia de muchas salsas verdes que se pasan de acidez, esta estaba
deliciosa, el queso asado en su punto, los nopales bien cocidos pero no
quemados y las tiras de arrachera en el término que las pedí: Medio.
MI
primer taco incluyó un par de tiras de arrachera, un pedazo de queso asado,
unas tiritas de nopal, su buena cucharada de guacamole y de salsa verde del
molcajete. Hasta parece pornografía esta descripción, pero estaba así de bueno.
El
segundo fue una combinación de arrachera, queso y nopales, pero ahora con salsa
roja y una untada de frijoles. Más placer.
Del
molcajete, pueden salir fácilmente unos ocho
tacotes, pídanlo al centro y
pidan otra cosa del menú. Tienen una muy buena variedad como enchiladas,
sopas, cortes, mariscos y pescados.
Su
cocina es excelente, pero de verdad, lo que es de llamar la atención es su
cordialidad en el servicio. Mientras estuvimos ahí, continuaron llegando más
comensales, en su mayoría habitantes de San Miguel, que eran recibidos como
amigos y ¡saludados por su nombre!
Esta
vez la puntería fue muy acertada. No teníamos idea del lugar al que nos metimos
y nos hicieron sentir como clientes frecuentes. En las mesas se saludaban todos
contra todos, los del equipo del restaurante incluidos.
¡Los
Milagros resultó una excelente selección y de milagro!
¡Vive!
¡Disfruta! ¡Comparte!
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