lunes, 20 de mayo de 2013

Wámpiros en la Ciudad

Primero les platico que me salvé de la cuasi mudanza y puede ver los partidos de fútbol con mi light y unas papas. Pasé muy buen fin de semana con baja actividad.

Ahora sí: Los Wámpiros.
A mí me dan escalofríos, dicen que cuando aparecen va a venir la calaca, que son de mal agüero y no sé qué tantas cosas.

Les voy a platicar de dos experiencias con estos seres del más allá, pero cuando vienen más acá, cerquita de su seguro Conocedor.

Ya hace algunos añitos, cuando Mi Chiquita y yo seguíamos de semi luna de miel y los domingos no había prisa. Estamos tirados cual perros al sol, pero en nuestro lecho nupcial, cuando siento en mis orejitas un ligero aleteo. Medio dormido solo pienso: “esta no tiene llenadera, estamos recién casados, pero es muy temprano.”
Y me tapo con la colcha, haciéndome wey. Pero al poner atención la escucho roncando como La Bella Durmiente, pero después de fumarse unos 6 Cohibas.

¿Pues quién me hizo cosquillitas?
Saco mi cabecita de la colcha para ver que me encuentro. No hay nada fuera de lo normal, hasta que veo venir una sombra cual kamikaze japonés bombardeando a su acostado Conocedor en un ataque directo a la nariz. Como soy de reflejo rápido (especialmente con el susto y la adrenalina a todo lo que da) que me vuelvo a tapar y con el movimiento se despertó mi dormilona compañera.

Solo alcanza a decir: "¿Qué haces?" Cuando el wámpiro se le lanza directo a la cara y grita tan fuerte que el pobre wámpiro prefirió salirse de la habitación.

Como es rete ecologista solo me grita: “¡Mátala o sácala!”  Yo bien valiente solo contesto: ¡Sácate está re fea y ya me atacó a mí primero!

Era un polillón de como tres kilos (así se veía) la canalla, se quedó muy paradita en un rincón, para poder sacarla, hubiera tenido que meter mi manita y no soy tan machín. Yo le calculo unos 75 cm de punta a punta de alas (otra vez, así se veía) y tenía una mirada (como ojotes en las alas) que inspiraban miedo.

¿Cuál fue el remedio?
Pues dejamos las ventanas de nuestro mini departamento de una recámara y nos salimos para ver si solita desalojaba. Al regresar ya no estaba y cerramos todo, al acostarnos en la noche, solo nos taparnos hasta la cabeza para quesque dormir.

El segundo ataque de un wámpiro fue a plena luz del día, en un restaurante muy tradicional de la Zona Rosa, mientras me zampaba uno de carnitas, uno de mole y un consomé , empiezo a ver una movilización como de simulacro de temblor entre los comensales, las meseras con trapos corrían atrás del wámpiro tratando de derribarlo, de repente, sientes en tu cabeza el aleteo que genera escalofríos y solo atiné a tragarme lo que me faltaba de taco y tapar mi consomé, no lo fuera a usar de alberca. Los pocos que no salimos corriendo hacia la calle, parecíamos en clase de calistenia, agachados, levantados, agachados, levantados esto cada vez que el wámpiro volaba cerca de nuestras cabezas. Se me hace que se fue, por qué no le dieron mesa rápido y no se sintió muy bienvenida por la comunidad.

Estas polillas tienen muy mala fama aunque los expertos digan que no hacen nada. Yo como que les veo intenciones de ataque. Siempre vuelan hacia mí con una decisión que espanta.

Por eso dicen por ahí:
Todos somos valientes hasta que vuela la cucaracha, polilla o wámpiro.

¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!

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