martes, 14 de mayo de 2013

La Callejoneada

Uno que es baquetón, que está peleado con eso de caminar más de lo necesario, que le encanta estar echado con bebidas y viandas en la mesa y acompañado por cuates….. No se espera una callejoneada después de una Primera Comunión.

Todo empieza porque los retoños deben ser más santos y hacer su Primera Comunión. Los míos tomaron sus clases de catecismo con otra bola de maloras y presionados por sus madres, que muy preocupadas por sus almitas los prepararon en equipo para este Sacramento.

Ya fuimos invitados a la primera Primera (valga la redundancia) Comunión. Se organizó en San Miguel de Allende. Yo encantado de darme la vuelta por tan tradicional pueblo y además acompañado por la familia, amigos y amigas.
Hasta llegamos un día antes para aprovechar un tiempito extra.

Como en San Miguel no hay posibilidad de estacionarse, menos con mi Micro, pues anduvimos en taxis el día anterior y de camino al Templo donde se celebraría la Ceremonia.

La futura comulgadora llegó en una carretota jalada por dos caballotes tamaño elefante, empezaron las fotos, los saludos y el taco de ojo (uno ve cada invitada y con el calor la vestimenta es más ventilada).

Todo bien, la Misa, el Padre, los papás, los padrinos y el hermanito que se coló. Yo como fotógrafo profesional, llegué hasta el mero altar para eso de la foto.

Al terminar, salimos y continuaron abrazos y felicitaciones de todos contra todos. Aquí empiezan las extrañezas: Veo a Mi Chiquita con las Niñas (sus amigotas), como si estuvieran en la Lagunilla y probándose chancletas. Tan elegantes que se veían de tacones.

Muertas de risa pegaban brinquitos para no poner los pies descalzos cerca de tremebundo orinadon que se aventó uno de los caballotes.
Yo sereno pregunté: ¿Que hacen?
La respuesta que me dieron es como para menso: “Pues poniéndonos chanclas”
Yo solo atino a pensar mientras observo mis zapatos bien voleados: “yo no quiero chanclas” y pregunto: ¿Por qué?
Otra respuesta pero para uno muy sabio: “Pues ni modo de caminar con tacones en la callejoneada”
Ahí si me asusté: ¡¿Cuál callejoneada?!
Mi Chiquita solo dice: “No te hagas, nos vamos a ir callejoneando a la fiesta”
Yo: Yo porqué, me voy adelantando en taxi y les reservo mesa.
MCh: “Ya están reservadas y me tienes que ayudar con los niños.”

En eso se me presenta un tipo con una sonrisota, me entrega un jarrito con un listón y me indica que lo cuelgue en mi cuello. Hagan de cuenta que era yo un San Bernardo con jarrito pero con mucho sol. Llegó otro y me dio una copa……
Ya poniendo atención, empiezo a ver como en el jarrito te sirven tequila y en la copa: vino o agüita de limón con chía. Así si voy con los señores.

Empezamos la caminata, hasta adelante la carretota con los caballotes con la festejada y algunos suertudos convidados por ella. Atrás venían dos piñatotas caminadoras bailando al ritmo de la estudiantina que venía atrás de ellos acompañada por un burro. Más atrás otros influyentes en carrito de golf y al final el resto de los invitados y seguro uno que otro gorrón de tequila y vino que no estaban invitados al convivio.

 
Caminamos unas cuantas cuadras, mientras me sirvieron como 6 tequilas y unas 10 copitas de agua de limón con chía. Pensé que llegaríamos bien briagos a la pachanga, pero con la caminada ni se sintieron los tequilas.

Estuvo bueno el cotorreo, el taco de ojo, la beberecua y hasta fotos nos tomaban otros turistas que nos veían pasar. Dos cuadras más y empiezo a firmar autógrafos. En venganza yo fotografié a muchas turistas.

 
Después de un rato llegamos e inició el baile de las chanclas pero ahora por los tacones.
Ahí te siguen sirviendo tequilas, vino, agüita y unas margaritas de mango. Adentró continuó la pachanga y como es la costumbre de este alborotado grupito, acabamos como a la 1 una de la mañana.

A esa hora empieza el cambiadero por chanclas otra vez. Y que nos arrancamos en la segunda callejoneada hacia el hotel, pero ahora de noche y cargados de los recuerdos que recibimos: Una jarra para agua de limón con chía y dos dulceros para mis Cachorros. Todavía hicimos una escala para reventarnos unas pizzas  y llegamos a reposar al hotel.

Excelente día, excelente compañía, excelente comida, bebida y servicio.

Eso sí: a la siguiente llevo mis chanclas.

¡Vive! ¡Disfruta! ¡Comparte!

No hay comentarios:

Publicar un comentario