Empiezan las especulaciones: ¿Le hacemos una comida? ¿La llevamos a un restaurante? ¿En su casa? ¿Qué le regalo?
Saben,
este es otro de los días que me caen rete gordos. Me da la impresión que es un
día de arrepentimiento y oportunidad de “disculparnos” con nuestras mamis.
Han
pasado varios días o semanas y en muchos casos meses, en que ni las pelamos.
Además seguro ya nos dimos nuestro agarrón con ellas, siempre vamos a ser sus
bebés y así nos tratan porqué quieren seguir interviniendo en nuestras vidas.
Este
día todos decimos que la Madre es lo máximo en la vida (acabamos de decir lo
mismo de los niños y ya se los pusieron como camote por algo que hicieron o no
hicieron).
Tenemos
la idea de que las madres son símbolos de abnegación, sufrimiento, entrega e
incondicionalidad para con sus hijos.
¿Por
qué?Yo creo que esta idea es para que nos remuerda la conciencia y gastemos en regalitos para ellas. Entre más caro sea el regalito, más remordimiento de conciencia tenemos. No se hagan.
Uno
de los festejos más socorridos, son en casa de la pobre mamá, que empieza a
trabajar desde el día 8 de mayo, porqué a sus retoñitos les gusta el Mole.
El
mero día, la pobre madre ya está hasta la ídem de cansancio, lleva trabajando
48 horas y todavía no llega nadie. Ya le duelen las patas, la cabeza y tiene
las manos hinchadas de tanto moler semillas y chiles.
Conforme
van llegando la bola de vaquetones hijos, ella les ofrece algo de tomar y
empieza a servir, chelas, tequilas, cubitas y aguas para todos. Ya se imagina
la lavadera de vasos con tanto pariente festejándola. Van como 32 viajes a la
cocina y todavía ni se sientan a comer.
Entre
todos, le están dejando su sala como chiquero, las botanas además de ir a parar
a la panza de los vástagos, caen en muchos de los muebles, pisos y peor en las
alfombras, También ya se está imaginando la barrida, trapeada y tallada de
muebles.
Después
de otras 26 vueltas a la cocina para traer el mole, el arroz y muchas
tortillas, todos le reclaman: “Mamá ya
siéntate, venimos a festejarte y ni nos pelas….”
La
festejada, se sienta por primera vez en 3 horas y come frío. Alguno de los
presentes decide cantar Las Mañanitas, canta como borrego a punto de
convertirse en barbacoa, pero le llega al corazón a la festejada y ella llora.
Ya encarrerados con lo de la música, ponen la de Denisse de Kalafe y ahí si el
chilladero es general. No falta el masoquista que además pide la de Mi Querido
Viejo para recordar al abuelito fallecido hace 12 años y todos vuelven al
moqueo por llanto, “era taaaan bueno”.
Una flores, chocolates, una plancha (no mamen, ese no es regalo), una cadenita con imagen de la Virgen de Guadalupe, un chalecito (con el calor que hace en mayo es equivalente a una mentada), el disco de Denisse de Kalafe, una tarjeta de regalo del súper, un conejito de cerámica porque le encantan los conejos y la clásica foto enmarcada con todos los nietos haciendo alguna cara chistosa y en la que perecen mensos.
Sigue
la pachanga con una tequiliza bruta, todos ya andan medio jalados (creo que
hasta algunos de los niños) sale el primo sonidero y pone cumbias. Todos
quieren que la festejada baile, ella casi no puede moverse del trajín de los
dos días anteriores, pero acepta porque es “muy buena madre”.
Ya
a eso de las 12 de la noche, con el esuinclerío dormido por toda la casa,
termina el tan mentado “Día de las Madres”, todos se retiran muy comidos,
bebidos, llorados y bailados dejando el tiradero.
Me
imagino a la festejada: Ya solita sentada en la orilla de su cama, con dolor de
patas y ganas de dormirse durante 2 días seguidos pensando:
“Qué
bueno que esto es solo una vez al año”
¡Vive!
¡Disfruta! ¡Comparte!
PD:
Un beso a la mía, que a pesar de todo no me ha ahorcado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario