lunes, 28 de enero de 2013

A Chillar a Otra Parte

Así dice la canción del Grupo Pesado, pero ahora no platicaremos de música norteña. Esta vez fuimos al cine.

La selección de una película siempre será motivo de combatividad marital. A nosotros nos gustan con encueradas o de perdis que haya mucha bala. A ellas les gustan comedias románticas o sentimentales y de preferencia que tengan “mensaje” o “moraleja” y algún galán enamorado y fiel.

Pues que nos quedamos sin Cachorros por irse con los abuelos y quedamos con opción de programar alguna actividad de adultos, (espérense, eso más tarde).

Yo ya me imagino una reunioncita con cuates y cuatas, en casa, con botana, chupes y buena plática. Incluiremos música y uno que otro video…. ¿A poco no se antoja?
Eso se me antoja a mí, pero Mi Chiquita dice que nunca salimos solos, que siempre tengo que invitar a alguien, que seguro ya no me gusta salir con ella.

Me sugiere ir al cine y luego a cenar. Yo me quería quedar en casita, pero acabo cediendo y empezamos a organizar el plan.
Yo, que soy tan prudente pregunto: ¿Qué película quieres ver? ¿Habrá alguna del 007?
MCh: “Busca una como la de Elsa y Fred, esa me encantó”.
Yo: ¿Elsa y Fred? En esa me dormí como a los 3 minutos y me estuviste despertando todo el tiempo.
MCh: “Bueno, ya que no te gustan las de amor, vamos a ver Después de Lucía.”
Yo: ¿Quién es Lucía? ¿Qué pasó después de ella?
MCh: “Es de un viudo con una hija que le hacen bullying.”
Yo: Mejor vamos a ver el Cartel de los Sapos, seguro salen unos viejorrones de los que les gustan a los mafiosos.
MCh. “¡Solo piensas en comida y en viejas!”
Yo: Ok, no te enojes, tú escoges la película y yo el restaurante. ¿Va?
MCh: OK, pero no quiero ir a taquería, quiero algo más romántico. Y vamos a ver, Una Aventura Extraordinaria. Me la recomendó Ingrid y dijo que lloró toda la película.
Yo: ¿Por qué lloró? ¿No es la del gato en la lancha?
MCh: Contigo no se puede, es tigre y es la historia de un niñito que perdió a su familia.

Si le he preguntado ¿dónde la perdió? Seguro me pega. Cedo y vamos a ver la del gato, perdón Tigre.

Una vez instalados y yo regañado porqué me compré palomitas, un hotdog, un churro y un refrescote como de a litro y no voy a querer cenar (¿Qué, no me conocerá?) Da inicio la película.

Estoy seguro que muchas queridas lectoras, me van a reclamar, pero en mi muy personal punto de vista, la película está soporífera.
La podría resumir así: Una familia tiene un zoológico y muchas deudas, agarran un barco con todo el animalerío, se hunde el barco y sobran unas mascotitas con “el niño” en una lancha. Las mascotitas se matan entre ellas y solo sobra un gatito (tigre de bengala como de 350 kg) que nunca se puede comer “al niño”, total después de no sé cuánto tiempo en el mar, acaba en Canadá y vive feliz por siempre, pero con unos recuerdos no tan bonitos.

Yo me pegué una aburrida tamaño torta del Capricho,  como no me estaba gustando, las palomitas duraron poquito y siempre dan sed, me tomé el refrescote y tuve que visitar el baño, ya que estaba afuera, me compré otro refrescote para que pasara bien el hotdog. Mientras voy de aquí para allá y de allá para acá Mi Chiquita llora cual viuda en velorio. Pienso en darle la mano, pero la tengo embarrada de cátsup del hotdog y ya se terminaron las servilletas con tanto llanto de mi consorte. Me aguanto.
Con decirles que hasta conté a los asistentes a la película, éramos 28. Al terminar la película y ya con las luces encendidas, observé a varios de los de mi sexo, estirándose mientras sus parejas tienen cara como de mujer recién golpeada, ya sorbiendo los poquitos mocos que no dejaron en las servilletas y con los ojos chiquitos por tanto llanto.
Como la cátsup quedó embarrada en el interior de mi bolsa del pantalón, ya le puedo dar la mano y salimos muy silenciosos de la sala. Camino a nuestro transporte me pregunta:

MCh: ¿Te gustó?
Yo: Si, está padre el tigre.
MCh: Verdad que te deja un super mensaje….
Yo: Ajá.
MCh: ¿Qué te dejó de moraleja?

¡PELIGRO, PELIGRO! Hay que pensar bien la respuesta. Se me ocurren varias.
1ª Moraleja: Los tigres dan menos lata que mi suegra. Nunca preguntó ¿Cuánto falta?
2ª Moraleja: Los tigres se saben esconder retebien en una lancha, como 2 días escondido y ni se notó que ahí viajaba semejante animalote.
3ª Moraleja: La mamá del niño no estaba nada mal…. ¡NO ESA NO ES MOERALEJA!
¿Qué le digo?
Voy y salgo con mi tarugada: Yo creo que te dice, que no debes invertir en un zoológico.
Me volteó a ver con una cara de “no lo puedo creer, no entendiste nada”.

Mi Chiquita se suelta con un sermón sobre el valor de la familia, el amor a Dios, el esfuerzo por sobrevivir, la amistad y luego ya no entendí nada sobre lo del destino.
No me dirigió la palabra en el trayecto al restaurante (de menso y la llevo a una taquería). Nos fuimos por una pizza a la leña y lleno de palomitas, hasta café pedí para alargar la noche.

Al amanecer del día siguiente, yo medio sacatón, ni idea tenía ¿qué era lo que me iba a decir?
¿Saben que me dijo?...... Anoche estuvo padrísimo.

¡Y SÍ!
 
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