Como
les platiqué que la escuela y yo no nos entendíamos mucho, en 6º de primaria
mis Pás (incluyo a los dos) decidieron que había que cambiar de escuela, el MAS
estaba a punto de matarme, de matarlos a ellos y fui a dar al Simón Bolívar,
poblado por muchos miembros de la Calucho Corporation. Era como reclusorio
lleno de delincuentes y administrado por Hermanos Lasallistas con tendencias de
celador. Desde el primer día me retaron para darnos a “La salida” en el
callejón. Yo bien macho, ni me presenté.
Así
pasaron varias semanas hasta que empezó el Futbol, salí bueno para la portería,
cualquier otra posición era de mucho correr y como la escuela, eso tampoco se
me da. Pertenecí a “La Selección” y éramos una elite de muchos cuates, así se
acabarían las amenazas de “La Salida”.
Eso
creía yo, pero una vez en el Taller de Encuadernación (así íbamos a tener una profesión,
digamos como de red de seguridad) y jugando futbolito con porterías de pastel,
un papelito hecho bolita y a puro soplido. Que me quiere matar “Benito
Bodoque”, medía como 1.90 y pesaba como 100kg.
Bisteni,
bien macho y acomedido para ayudarme, salió corriendo como burro sin mecate. Yo
me metí debajo de las mesas mientras Benito (se llama Alberto y hoy es un
tipazo) corría por arriba de las mesas tratando a ahorcarme. Salí corriendo y
me tropecé con Perez Grovas (que decían era Karateca 20avo Dan o algo así) y
con la carrera que pegue a lo sacón, que choco con él, que lo tumbo, que me
reclama, pero que le dije que Benito me iba a matar y que sale en mi defensa,
se acabó la corretiza, la taquicardia, el susto, Benito ya fue mi cuate y Pérez
Grovas mi héroe.
Cada
fin de semana (léase los viernes) el director Sr. Escamilla, pasaba revista a
los melenudos, yo siempre estaba entre esos y nos sacaba de la escuela para ir
a la peluquería y regresar a reportarnos. Para mí, ahí empezaba el fin de semana
ya que nunca regresé. Si por suerte
Bisteni era de los “sacados”, seguro habría hot cake con cajeta de regreso a
nuestros hogares.
El Sr.
Escamilla era el director pero no era ningún tarado, después de 2 o 3 viernes
de fin de semana anticipado…… que no me saca de la escuela, que me llama a su
oficina, y sin pedir permiso, que me peluquea con tijeras para cortar papel en
kínder. A puro jalón pero quedé peloncito y presentable. Esto se hizo costumbre
más o menos cada 3 semanas, pero en la peluqueda se incluyó “Perico” profesor
de Literatura que nos gritaba en clase, “SE ME PARA Y SE ME SALE HASTA LA MITAD
DEL PATIO”, varios le contestaron ¡¡Presumido!!!
El
chiste es que Perico pasó a ser mi peluquero personal de a fuerza, ya después
hasta refresco y galletitas me invitaban mientras se daba la faena del corte de
pelo. Fue muy divertida esta convivencia con mis profesores.
Estando
en segundo de secundaria y habiendo perdido la huella de varios modernos (del
MAS), que me encuentro, ¿a quién creen?....... Pues a Patricio, que estaba en
primero (yo en 2o). Que si se había ido un año a estudiar a los Estados
Unidos….todavía no le creo, se me hace que como yo, no se le daba la escuela.
Acabé
no sin pasar por un par de “extraordinarios” y junto con Bisteni, Miguel, Andrés
y Manuel vamos a dar a La Salle, que nos la pintaban como la única esperanza de
vida en el mundo civilizado.
Ya van
2 escuelitas y siguió La Salle.
¡Vive!
¡Disfruta! ¡Comparte!
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