Pues sí, hace calor.
¿Se
acuerdan de Sergio, el que se roba las copas en la mesa? Pues es friolento…
pero: ¿En Villahermosa?
En
otro viaje de trabajo, llegamos a esta hermosa ciudad con un hambre salvaje,
con un calor tremebundo y una sed como de beduino sin oasis a la vista.
Como
lo primero es lo primero, que nos lanzamos a La Lupita (la del centro) para
recetarnos suculentos platillos del mar: Coctel de camarones, empanadas de peje
lagarto, almejas chocolatas, manos de cangrejo, camarones en salsa arriera y
así varios platillos para atarantar la tripa.
Después
de semejante comilona, decidimos ir a dar la vuelta caminando (quesque para
bajar la comida). Ahí empieza la aventura; rellenos de mariscos como
huachinangos gigantes tratando de caminar, con un sol como del Sahara a medio
día y la humedad como si estuviéramos en un vapor. Sudamos, casi nos sofocamos,
urgía un baño para enfriarnos y sabiamente decidimos ir al hotel para visitar
la alberca.
Ya
en la alberca el alivio era tal, que hasta me dio hambre otra vez….pero con
tanto marisco entre pecho y espalda, mejor nos fuimos a la habitación
(compartida para ahorrar) a ver al TRI que algún partido de fut jugaba.
Al
llegar a la habitación y prender el aire acondicionado, que empieza a salir un
aire caliente como de aliento de dragón molesto…. Ni modo de morir cocinados y
que hablamos a la recepción del hotel para que algo hicieran.
Llegó
el técnico y nos reparó el aire para que saliera como viento huracanado del
norte.
Tanto
Sergio como yo, ya muy frescos y muy a gusto con varias viandas, botanas y
bebidas en las camas viendo el fut, ni cuenta nos dimos que el canalla del
técnico se llevó el control remoto del aire acondicionado…… pasa el tiempo, el
cuarto se enfría, las temperaturas se vuelven glaciales, Sergio empieza a
perder color humano y obtiene color pitufo….. Cada uno se tapa con sus
cobijitas y yo caigo como angelito en los brazos de Morfeo.
Por
ahí de las 2 de la mañana, oigo una voz gutural….
“¿Gil, le puedes bajar al aire?”
Yo
no tengo el control remoto. (Cabe aclarar que el equipo enfriador estaba como a
4 metros de altura y ni brincando llegábamos a él)“¡Me estoy congelando!”
Pues tápate y déjame dormir…..
“Ya me tape con todo lo que hay en la cama, también me puse mis pants y mi chamarra” (Solo Sergio lleva chamarra a Villahermosa)
Pues agarra las toallas del baño…yo ya me voy a dormir.
Como
una hora después, Vuelvo a oír la misma voz gutural, pero más tétrica.
“Préstame tu colcha,
que tú no eres friolento”Ni contesté, solo se la aventé a su cama y me volví a dormir.
Pasa
más tiempo y se vuelve a escuchar.
“Gil, me voy a
morir….” Ahí si me asusté, solo pensaba como iba a regresar el cadáver congelado de Sergio hasta la capital y con el calor que hace en Villahermosa, seguro se iba a podrir….
Que me paro de mi cama (el frío sí estaba canijo) y volteo a ver a la de Sergio; me encuentro con un espectáculo como para Guiness: Una cama con un tipo metido en ella, tapado por sabana, cobija, dos colchas, cuatro toallas y su almohada. Además traía puesta su pijama, sus pants, su chamarra y agarró otra toallita como bufanda.
La
voz nuevamente.
“Por favor márcale a
la recepción para que nos traigan el control y bajarle al frío”Márcales tú, yo ni tengo tanto frío.
“No me puedo mover”
Al
ver su invalidez, que les marco a la recepción para solicitar ayuda emergente
porqué dos chilangos tienen frío en Villahermosa. Solo me contestaron que el
técnico regresaba a las siete de la mañana…. Eran las cinco y seguro pensaron
que estábamos locos.
Sergio,
que el técnico llega a las siete, ¿aguantarás dos horitas más?“No creo, mejor me voy a correr”
Pensé que ya deliraba con el cerebro congelado, si el día anterior nada más caminando casi nos morimos sofocados ¿cómo iba a correr? Pero que se para de su cama y se sale del cuarto con todo y chamarra, solo alcanzo a oír:
“Que rico calorcito”
Sergio
no quiso volver a entrar a la habitación hasta que el técnico llegara y
corrigiera la temperatura, yo me levanté muy contento, muy fresco y dispuesto a
echarme un buen regaderazo, mientras Sergio esperaba como novia de marino al
técnico en el pasillo.
Durante
el desayuno-buffet (incluido en la tarifa de la habitación) a Sergio se le
ocurre pedir leche con chocolate pero al tiempo, para darse energía para el
día. De milagro no se le ocurrió pedirlo caliente y con churros.
El
mesero, amablemente le ofrece traerle la leche bien fría, Sergio insiste que al
tiempo y le aclara:“Es que anoche pasé un frío horrible.”
Debieron
haber visto la cara del tabasqueño mesero…..
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