viernes, 30 de noviembre de 2012

El Arbolito

Todavía no salimos del festejo mezclado de Halloween con Muertos  y ya empezamos con la decoración Navideña.

Viene la época de amor, paz, bienestar junto a un chorro de comida y bebida…….. No sé si en sus casas (así se los deseo de todo corazón), pero en la mía inicia una cantidad de trabajo físico, como de cargador de la Merced en quincena.

Lo primero es encontrar los adornitos, el arbolito (el nuestro no es natural, no me gusta cortar árboles), las esferas, los quince Santacloses, las casitas de pueblito navideño, los foquitos y así un montón de cosas para esto de la adornada. Todo esto está perdido en remotos rincones del hogar que deben estar un poco polvosos y ni siquiera tengo sombrero como el de Indiana Jones para no polvearme tanto.

Mi Chiquita emocionada como si fuera la señora Clos, la Cachorra ya se siente diseñadora de interiores titulada y con diplomado en el Polo Norte y mi Oso de Peluche salió disfrazado hasta con gorrito rojo, nada más falta que le pongan cuernos de reno a la Lila.

Todo inicia con un amor fraternal, que no se lo cree nadie. Hasta villancicos hay en las bocinas del estéreo.

Acá su Conocedor, les sirve de gnomo a todos: “Me puedes bajar esa cajota, pero con cuidado que son esferas” dice Mi Chiquita….. “Pá, ¿me pasas esos Santacloses?”, indica la Cachorra…… “Yo quiero leche y galletas para probar lo que le vamos a dejar a Santa”, dice Mi Oso
Así empiezo a recibir un mundo de indicaciones y empiezo a quedar cual milanesa empanizada, pero con polvo del año pasado, que aunado a mi sudor, se hace lodo en mi frente y cachetes.

Ya con un montón de cajas, cajitas, cajotas y bolsas en el piso (hagan de cuenta que estamos llegando a montar el puesto en el tianguis), decido que me voy a sentar unos minutos para relajar mi fuerte y adolorida musculatura.

Inicia la nostalgia conforme van saliendo cosas del mundo de empaques en el suelo: “Miiiira… el adornito de mi abueliiiita… este lo hizo mi bebé en el kíííínder… la estrella de Belén que con tanto cariño nos dio mi priiiiima… Los adornos en forma de dulce que compré con Beeeere... Las casitas de mi maaaami..” y así cosita por cosita.

Mientras todos observan lo que va saliendo yo trato de pasar desapercibido, pero se escucha la instrucción de Mi Chiquita: “Como el año pasado no hiciste nada, ahora te toca armar el arbolito, (que tiene como trescientas ramitas y hay que ponerlas una por una) le pones las luces y que todos los foquitos prendan eeehhh”.

La armada del arbolito parece rompecabezas con todas las piezas del mismo color y va quedando como punk inglés de los 80s. Mientras, el resto de la familia sigue con la catalogada de adornos “para ver cuales se ven más boniiiitos”.

Después de un par de horas de armar y alumbrar el arbolito, pienso que mis labores de decoración han terminado por este año. Pues no, mi familia se acerca al árbol y para llegar a lo más alto, todos se suben en su respectivos banquitos. Ahí empieza otra odisea.

Mi Chiquita indica: “Empieza a pasarnos los adornos que no se rompen, las esferas al final…. De uno por uno, no seas menso, ¿cómo pongo de a cinco?”
Mi Cachorra empieza colocando los adornos de dulce que compraron con Beeeere….El Oso de Peluche ya quiere poner la estrella de Belén y sale regañado… “¡Esa es al final!”
Acá su Conocedor, hace como noventa y tres sentadillas, ochenta y cinco abdominales y subidas al banquito como en escaladora de gym.
¡ALELUYA, ALELUYA! Quedó el arbolito bien boniiiiito y yo como trapo de cantina en mero Happy Hour.
Claramente escucho nueva amenaza: “¡Ya nada más nos falta adornar el resto de la casa!”

Sabio como soy, que les digo: ¿No se les antojan unas tortas para comer?
Ahí Mi Chiquita comete su primer error al contestar: “Pues sí, para que no cocines nada y nos puedas ayudar” (Vieron como no hago nada)
Ni tardo ni perezoso, que agarro al Oso y nos escapamos por unas tortas……
Pienso: ¿Me lanzaré a comprar tortas de lomo de cerdo en salsa de huevo a Sabinas, Nuevo León? Son rebuenas y así hago tiempo para que recojan el tiradero.
Lo medito y decido que por ahora no, mejor voy por ellas cuando tengamos que recoger y guardar todo el tilichero en enero.

Y luego dicen que no hago nada, ¿Van a creer?
 
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